Hola, soy Patricia.
¡Te doy la bienvenida a Sucuevas! Nuestro tranquilo rincón en las montañas asturianas.
Estoy encantada de dirigir y gestionar con cariño el Hotel Rural Sucuevas, mi casa familiar, una casa histórica que rehabilité en el año 2000 para poder compartir su encanto y para que cada huésped se sienta parte de nuestra familia.
Mi misión es que te sientas como en casa, rodeado de naturaleza y te empapes de la tranquilidad que respiramos aquí.
Quiero recuperar el trato humano que a menudo se pierde en otros hoteles más grandes, por eso nos gusta conocerte, saber tus preferencias y recomendarte los lugares más especiales para que tu estancia sea única y llena de momentos memorables
"Si buscas más que solo una habitación para dormir, si anhelas una experiencia en la que te sientas cuidado y apreciado, estaré encantada de recibirte en Sucuevas."
LA HISTORIA DETRÁS DE SUCUEVAS
En lo profundo de este apacible paraje rural, un conmovedor relato de amor y determinación se teje en el pasado de mis abuelos, Pedro Suero y Trini González, que siendo tío y sobrina, decidieron emprender un viaje hacia Cuba en busca de una vida mejor.
En su partida, Pedro Suero prometió regresar con riquezas para adquirir la más espléndida casona del pueblo, a pesar de las burlas de los vecinos.
Con el tiempo, mis abuelos prosperaron en los negocios, creando un tostadero de café, una confitería y una pastelería en Cuba.
Durante el embarazo de su segunda hija decidieron regresar a Llano de Con.
Efectivamente, mi abuelo Pedro pudo comprar la mejor casona de la zona (que pertenecía a una ilustre familia) con hórreo, capilla y molino; y poco a poco fue adquiriendo las fincas colindantes, expandiendo sus dominios hasta alcanzar una panorámica deslumbrante.
Posteriormente, durante la Guerra Civil, la apacible armonía de este valle se vio amenazada, y mi abuelo se vio obligado a vivir escondido en el molino de la casa para preservar su vida.
A través de su valentía y esfuerzo, mis abuelos dejaron un legado de amor y perseverancia que permanece grabado en el corazón de esta acogedora casona.